miércoles, 15 de noviembre de 2023

Mi kit de emergencia para discutir sobre Medio Oriente

 Estas líneas, nacidas del desánimo, aparecieron antes en la Crónica Sonora del gran Benyi: 

Mi kit de emergencia para discutir sobre Medio Oriente – CRÓNICA SONORA (cronicasonora.com)

En estos días se me ha hecho muy difícil evadir lecturas, discusiones y algún pleitecito a propósito de la situación en Medio Oriente. Confieso que algunos de esos intercambios han resultado ser muy útiles y hasta diría que consoladores (la lucidez de algunas personas siempre apacigua en momentos difíciles), pero otros sólo me alarman y angustian por los prejuicios de los que hacen gala, el desconocimiento que exhiben o por la combinación de ambas cosas. Desde luego que no me pasa por la cabeza que ande por ahí sin descubrir una manera diáfana de exponer el conflicto y su posible solución; por el contrario, además de embrollado, en un asunto como éste influyen mucho, siempre y de manera inevitable, nuestras ansias y sesgos de naturaleza política, religiosa o ideológica. Para los actores directos, les va también lo que consideran su identidad y hasta su miedo a perderse como naciones. Y a todos nos puede ganar en mayor o menor medida la tristeza, el azoro y aturdimiento ante tanta simple crueldad. A mí me deprime no entender casi nada y sentir que debo resignarme a que el dolor, el odio y la muerte pronuncien siempre la última palabra. Por eso me irrita toparme (y peor: discutir) con quienes llegan blandiendo recetas facilonas para acabar con el problema y que con arrogancia emiten veredictos de culpabilidad o inocencia, nos dicen quiénes son víctimas y quiénes verdugos, quiénes sufren más y merecen nuestra compasión y a quiénes debemos desaprobar con repugnancia.

En estas formas distorsionadas de percibir los hechos hay, cómo no, mucha mala ideología; de ésa que, aunque tengamos una perspectiva más o menos clara de los hechos, trastorna nuestra brújula moral y diluye nuestra empatía. También hay ignorancia, prejuicios y esquemas de análisis demasiado simples. Cuesta mucho por todo ello mantener con cabeza despejada y en una misma balanza tantos agravios y reclamos, tantas voces que se gritan y las innumerables razones, buenas y malas, que han llevado a que las negociaciones para la paz fracasen una y otra vez y a que el mal se imponga.

Así que (de manera bastante impulsiva, lo reconozco) expongo a continuación una lista de cuestiones que creo que envician de entrada y terminan por descarrilar cualquier discusión medianamente fructífera del conflicto al reducirla a un vano intercambio de eslóganes que no nos ayudan a pensar (pero que, eso sí, halagan bien sabroso nuestros egos: nada como sentir que estamos del lado de los jodidos y de la Historia). Son sólo los que se me ocurrieron, algunos que me han expresado y otros que he advertido que forman parte de los presupuestos de algunos de mis interlocutores. La mayoría son concepciones muy generales y, desde luego, hay varias que se me han escapado. Así que, de toparme con un antagonista hipotético, le diría algo así como, mira, en verdad no me interesa discutir contigo el asunto del conflicto árabe-israelí si:

1)     Sostienes que Israel no tiene derecho a existir o piensas que las aspiraciones nacionales de los palestinos no son igualmente legítimas.

2)     No condenas incondicionalmente la violencia de los grupos terroristas contra la población israelí o consideras que se pueden justificar o minimizar los bombardeos sobre la población civil palestina.

3)     Afirmas que Israel no tiene derecho a defenderse y que los ataques que sufre por parte de militantes palestinos no son graves, o que los llamados a “aniquilar” al otro de parte de políticos y militantes de ambos bandos son mera palabrería.

4)     Niegas que los pobladores de Gaza y Cisjordania sufren sistemáticamente de abusos, despojos y discriminación por parte de las autoridades israelíes y te indignas (o te parece inconcebible) que reaccionen de forma violenta.

5)     Confundes a los judíos con los israelíes.

6)     Equiparas a Israel con la Alemania nazi.

7)     Igualas a Hamás o a Hezbolá con los palestinos.

8)     Supones que todos o muchos palestinos son terroristas o que apoyan a terroristas.

9)     Crees que el castigo colectivo a una población, mediante bloqueo o bombardeo, no es injusto y que es un método eficaz para debilitar a un gobierno enemigo.

10)  Te imaginas que Israel es un proyecto colonialista que debería ser “desmantelado” o que los árabes de Gaza y Cisjordania deberían ser reubicados en Egipto, Jordania o en algún otro lugar.

11)  Piensas que los gobernantes israelíes son soberbios y expansionistas porque son judíos o supones que los dirigentes palestinos son violentos y atrasados porque son árabes.

12)  Piensas que los asentamientos judíos en Cisjordania no son un obstáculo para la paz.

13)  Niegas el empleo de escudos humanos por parte de grupos radicales en Palestina.

14)  Concibes que es posible sentar en una mesa a negociar a terroristas y a nacionalistas religiosos.

15)  Reaccionas como si la vida de un niño palestino valiera menos que la de un niño israelí (o al revés).

16)  Estimas que en todo esto hay sólo una víctima y sólo un victimario; si no aceptas o no estás dispuesto a vislumbrar la realidad de dos tragedias.

17)  Sientes que Israel o Palestina deben “portarse bien” para tener derecho a un hogar en el mundo.

18)  Citas la Biblia para explicar tu posición sobre el conflicto.

19)  Crees que puedes saber “quién tiró la primera piedra” y además juzgas que algo así zanjaría el asunto, o que todo se reduce a ver “quién llegó primero”.

20)  Reivindicas el “derecho” del actual régimen iraní a poseer armas nucleares.

21)  Estás seguro de que este conflicto nunca se solucionará.