Hoy
toca celebrar el cumpleaños de Robert Schumann, quien nació un 8 de junio de
1810 en Zwickau, Alemania. Es sin duda mi compositor predilecto del periodo
romántico, y uno de los cuatro o cinco músicos a cuya obra vuelvo obstinadamente,
siempre con fervor y afecto. Para recordarlo me gustaría compartir algo
deslumbrante: la Fantasía para piano en
do mayor op. 17, compuesta entre 1836 y 1838.
Como
otras obras de Schumann, esta Fantasía
tiene más de un mensaje guardado entre sus notas. Es, por un lado, una expresión
de amor hacia Clara y una imagen del estado de ánimo del propio Robert, quien por
esos días perdía toda esperanza de casarse con la mujer que amaba debido a la
enérgica oposición del padre de ésta, Frierdrich Wieck, quien no sólo se opuso
al matrimonio entre los dos jóvenes, sino que incluso prohibió cualquier tipo
de comunicación entre ellos. Por otro lado, la pieza pretendía ser también un
homenaje a Beethoven, y puede escucharse incluso una cita (que en realidad es
una referencia doble, como puede deducirse) de una de las canciones del ciclo An die ferne Geliebte (“A la amada
lejana”) del genio de Bonn. Finalmente, la edición publicada de la Fantasía op. 17 lleva una dedicatoria a
Franz Liszt quien, si no recuerdo mal, estrenó la pieza en presencia del propio
Schumann. Al parecer sólo Liszt estaba a la altura en términos técnicos para interpretar
en esa época algunos de los complicados pasajes de la obra, como esa endiablada
coda del segundo movimiento. ¿Cómo se relacionan en una sola obra Clara
Schumann, Beethoven y Liszt? Para quienes quieran ahondar en el asunto les
recomiendo la obra de Nicholas Marston (Schumann:
Fantasie, op. 17, Oxford University Press, 1992), donde al parecer se
aclaran de manera definitiva los detalles de la génesis de la Fantasía op. 17 y se explican las
yuxtaposiciones que he mencionado.
La
Fantasía es, además, una pieza
revolucionaria en términos puramente musicales, y no faltan en ella los contrastes
emocionales de Eusebio y Florestán, esos personajes inventados por Schumann para designar a las
dos naturalezas artísticas que habitaban en su alma y que se expresaban en su
música. Eusebio es meditativo y lírico; Florestán, impetuoso y afirmativo.
Puede decirse que, en el primer movimiento de la Fantasía (que despega con un acompañamiento vehemente y un tema de
octavas descendentes muy apasionado), ambos personajes comparten el escenario
(Eusebio encuentra su voz en el episodio intermedio, nostálgico y evocativo de
un pasado épico, de caballeros, castillos y doncellas). En el segundo movimiento es Florestán quien domina por
completo, en una marcha grandiosa de acordes amplísimos contra los “filisteos”,
como designaba Schumann a los enemigos del nuevo y valeroso arte que él y sus
amigos impulsaban. Finalmente, Eusebio vuelve en el movimiento final, un himno poético
y evocador, agónico por momentos, pero que finalmente encuentra la paz. Se
trata de uno de los momentos más hermosos y hondos de toda la música de
Schumann.
Además de la
dedicatoria a Liszt, en la edición de la Fantasía Schumann incluyó el siguiente
fragmento del poeta (e hispanista) F. Schlegel:
Durch alle Töne tönet
Im bunten Erdentraum
Ein leiser Ton gezogen
Für den, der heimlich lauschet.
[Entre todos los sonidos
Del colorido sueño
de la Tierra
Hay una suave nota
que percibe
Quien escucha
secretamente. ]
“Esa nota”,
escribió Robert a Clara, “tienes que ser tú”.
Prácticamente
todos los grandes pianistas han interpretado y grabado (algunos más de una vez)
esta pieza de Schumann. Destacan las versiones de M. Argerich, S. Richter, W. Kempff,
V. Horowitz, W. Backhaus, C. Arrau y M. Pollini, entre otros monstruos similares.
Les dejo por acá dos versiones. La primera video es con el brasileño Nelson
Freire en Múnich y otra (sólo en audio) es mi versión favorita, con Catherine
Collard, una enorme pianista que me parece que entendió mejor que muchos otros pianistas
a Schumann y que sin duda habría obtenido un mayor reconocimiento de la crítica
mundial de no ser por su prematura muerte, a los 46 años, víctima del cáncer.
https://www.youtube.com/watch?v=op-W-amR1vU
Y vuelves a dar maroma sobre Schumann.
ResponderBorrarMe puse a escuchar la versión de Catherine Collard ¡impresionante! La desconocía; creo que seguiré con su versión de Carnaval.
La música de Schumann me fascina pero por momentos me abruma, como también su biografía. Hace siete años se encontró una partitura, "Anungh", una breve pieza compuesta durante el mismo periodo que la fantasía op.17, también dedicada a Clara.
Sabía que podía contar con un buen comentario tuyo. Y sí, Schumann es abrumador, pero me fascina y lo siento muy cercano. Es curiosos que, entre mis compositores favoritos, es el único exuberante, pues suelo preferir músicos que se expresan con un lenguaje más austero. Es el único músico de "muchas notas" que me gusta mucho. A menudo lo comparo con sus (casi) contemporáneos Chopin y Brahms. Respecto al primero, lo vence por mucho en cuanto a la sinceridad de la expresión y, me atrevo a decir, su desbordante imaginación (pienso, por ejemplo, en las piezas características para piano solo: con Chopin son hermosas y técnicamente perfectas, peros me siguen sonando a música de salón y me aburren fácilmente. En cambio, las de Schumann son una verdadera transfiguración de la música de salón, y las llevan a un plano de fantasía mucho más rico en alusiones tanto musicales como extramusicales).
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