También el 12 de octubre
vale recordar al poeta Eugenio Montale (1896–1981), autor de versos inhóspitos
y secos, hermetista, antifascista, traductor de Cervantes y de Melville, explorador de
paisajes agrestes (“sia dentro o fuori”) y de las sombras de las cosas. Premio
Nobel en 1975. De Huesos de Sepia (1920–1927) va un poema-manifiesto que
aún suena apropiado. La versión es de Fabio Morábito (trad., pról. y notas), Cien
poemas de Eugenio Montale, UNAM, México, 2008, p. 24.
No
nos pidas la palabra que de par en par exhiba
nuestro ánimo informe y con letras de fuego
lo declare y resplandezca como una amarilla
flor perdida en un terreno polvoriento.
Ah,
el hombre que camina sin recelo,
amigo de los otros y de sí mismo y no se cuida
de su sombra que en el punto extremo
del calor se imprime sobre un desconchado muro.
No nos
pidas las fórmula que mundos pueda abrirte,
sí alguna sílaba torcida y seca como una rama.
Sólo esto podemos hoy decirte:
lo que no somos, lo que no queremos.
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