jueves, 13 de agosto de 2020

Cruda Amarilis

 

Los madrigales  del libro quinto de Claudio Monteverdi, y en especial el titulado Cruel Amarilis, provocaron a principios del siglo XVII una de las disputas más famosas de la historia de la música entre los defensores de la prima prattica (el bien establecido polifonismo renacentista) y los de la seconda prattica (el estilo más homofónico y libre de Gesualdo, Marenzio, Monteverdi y otros). El meollo del asunto derivó del interés de algunos compositores por tratar de que los sonidos reflejaran mejor el sentido de los textos, con lo que inició un tema musicológico y filosófico vigente en nuestros días. Prestemos oídos: Cruel Amarilis es un milagro de concisión y expresividad. Con sólo cinco voces, desarrolla un minidrama amoroso (los versos son del poeta y dramaturgo Gian Battista Guarini) cuyo sentido se acentúa con múltiples recursos técnicos, como disonancias (que hoy quizá no sean tan fáciles de identificar a la primera audición), cromatismos, contrastes dinámicos y un tratamiento contrapuntístico muy suelto. Escuchamos así de una manera más “orgánica” los suspiros del amante desairado (0:31; 0:44), el siseo del áspid (1:37), la agilidad con que este animal huye (1:54), la confusión del galán desairado en la forma en que se traslapan un par de motivos melódicos distintos en las dos últimas líneas del texto del poema.

Contexto del poema: Mirtilo es un pastor enamorado de la ninfa Amarilis. Ésta también lo ama, pero debe rechazarlo porque se ha comprometido ya con Silvio, descendiente como ella de los dioses. Mirtilo expresa entonces el dolor del rechazo y la ambigüedad del objeto de su adoración. La estupenda versión que les comparto (con todo y partitura) corre a cargo de Rinaldo Alessandrini y el Concerto Italiano. La traducción del poema va, más o menos, así:

Cruel Amarillis, que aun con el nombre,
¡ay de mí!, a amar enseñas amargamente;
Amarillis, que el pálido jazmín
más pálida y más bella,
pero que el sordo áspid,
más sorda, elusiva y fiera;
ya que, al hablarte te ofendo,
yo callaré muriendo.


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